martes, 26 de abril de 2016

Recorrida por Buenos Aires y Concordia

Como estoy un poco alejado de la civilización, le pedí a un vecino que me acerque a Rosario. Fui temprano hasta su casa y me llevó hasta el centro de la ciudad junto a mí mochila. 
En el centro, tomé una de las bicicletas públicas y me dirigí hasta la terminal de colectivo. Saqué el primer pasaje que encontré hacia la ciudad de Buenos Aires y partí. 
Al llegar, salgo de la terminal de Retiro y tomo el subte que me llevaría a Belgrano. Camino unas 6 cuadras y llego a mi primer destino: Lord Bike, la bicicleteria especializada en plegables, más precisamente, de la marca Tern. Me estaban esperando ya con el modelo que previamente había encargado: una Tern D 16. 
Luego de una larga charla contando experiencias en plegables y compra de algunas chucherías, salgo pedaleando para el Hostel que me esperaban por Palermo. En él, solo podía pasar unas horas ya que a la noche partía nuevamente. 
Tenía ya pasaje para las 21:15 hacia la ciudad de Concordia, Entre Ríos y por eso, una hora antes, tomé la bici y salí hacia Retiro (lugar donde se encuentra la estación de ómnibus). Al llegar, plegué la bici y la metí en el bolso que ya llevaba desde mi casa con el fin de poder cargarla y así viajar sin problemas en el colectivo. 

Esperé que llegara la hora de partida sentado en el piso junto a mí mochila y mi Tern en su bolso. Luego, llegó la hora y sabiendo que me esperaba un vieje de más de 5 horas, partí. 

Llegué a la ciudad de Concordia a las 3:30 de la mañana. Como estaba oscuro, hice tiempo hasta las 7 de la mañana que amanecía y así ir a ver a mis alumnos que me esperaban en unas cabañas a 12 kilómetros de la terminal. 
A penas comenzó a asomarse el sol, desplegué la Tern, ante la mirada asombrada de todos los que estaban alrededor ya que no podían entender cómo de ese bolso, salió una bicicleta.
Así, comencé a rodar camino al hospedaje de mis amigos ante una pequeña y leve llovizna que minutos más tarde desaparecería. 

Ya llegada a la cabaña, plegué nuevamente la bici, saludé y nos fuimos a desayunar juntos. De esta manera, culminó mi odisea de fin de semana sobre la plegable ya que ahora, comenzaba el momento de trabajar con mis alumnos que competirían al día siguiente, en el Half Triatlon de la ciudad. 

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